Cuando mi madre me llamó hace unos día y me pidió un favor, me hizo mucha ilusión que me encargara una tarjeta para regalar, junto con el resto de sus compañeras, a su profesora de postural.
Conozco a Carolina, una persona muy especial, y como sé que había sido bailarina, no podían faltar unas zapatillas de ballet.
Y para entregar la tarjeta, un sobre con una pequeña bailarina.
No hay comentarios